Como todos los agostos, el invierno se nos ilumina con la alegría de los niños en su día. Estas fechas son de homenaje y a la vez en la Cooperativa Club Ancap, como parte del mundo cooperativo, nos permiten hacer una reflexión sobre la niñez y el mundo que a los niños les toca vivir.
Sabido es, que los adultos asumimos el deber y la responsabilidad de forjar día a día un mundo mejor como un legado a las futuras generaciones, hacer esto con la plena convicción que ese fue el objetivo de nuestros antepasados cuando ya en el siglo XIX asumieron el compromiso ideológico de que otro mundo y otro sistema más justo y equitativo es posible.
Vista la perspectiva desde lo cotidiano, del día a día, del letargo de las horas, donde los humanos nos presentamos con nuestras contradicciones, donde emergen nuestros defectos y nuestras virtudes, puede parecernos que las transformaciones no tienen la velocidad que las urgencias nos exigen. Si bien esto es cierto, es un hecho comprobable, también lo es, que en la perspectiva histórica y del análisis amplio de los tiempos, en siglo y medio han surgido – no sin esfuerzos, sin sacrificio y sin dolor- conquistas que si no se explican bien, pueden entenderse que han sido fruto de la casualidad o de una impronta azarosa.
Las normas que hacen a la justicia social, laboral, a la justa económica, a los derechos y a los tratados de protección, surgieron y se conquistaron por el compromiso inclaudicable de generaciones de mujeres y hombres que no se conformaron con el estado de cosas que se encontraron cuando despertaron al mundo.
Al día de hoy basta ver que el mundo está plagado de abusos, de guerras, de acumulación de riquezas en pocos individuos o corporaciones y como una afrenta surgen las imágenes de los niños con sus pequeñas manos manejando los telares en Asia, siendo reclutas forzados en guerras infames en algún lugar del África; como balseros buscando un futuro en la vieja Europa o andando sin rumbo en los cinturones de las ciudades de las grandes urbes de la tierra latinoamericana.
Sin lugar a dudas, estas instantáneas hieren a nuestra civilización, aquella que se inspira en la declaración de los Derechos del Hombre o en las Cartas Magnas que se sostienen en la emancipación humana.
El mundo se ha globalizado hasta el exceso, en cuestión de segundos cualquiera puede comunicarse con otra persona desde un punto del planeta a otro punto por más remoto que sea.
Hoy es posible que cualquier acción arbitraria ante cualquiera y en particular ante los niños pueda ser denunciada y comprobada. Sin embargo, el sistema imperante se nos presenta soberbio, vil, arrogante y cuando no, asesino ante aquellos más débiles e indefensos.
Una vez más, nos reafirmamos en el pensamiento y acción de “Los pioneros de Rochdale” que expusieron que otra forma humana de organización era posible y echaron a andar.
Como decía Miguel Hernández “Que salga del corazón de los hombres jornaleros, que antes de ser hombres son y han sido niños yunteros”.
CONSEJO DIRECTIVO DE COOPERATIVA CLUB ANCAP
Agosto 2020
AGO
2020